Proceso De Beatificación


El 13 de mayo de 2005, el cardenal Camillo Ruini, Vicario para la ciudad de Roma, dio formalmente por iniciado el proceso de beatificación de Juan Pablo II; para ello, Benedicto XVI concedió el 28 de abril dispensa del plazo de cinco años de espera después de la muerte requerido por el derecho canónico para iniciar el proceso de beatificación, de modo similar a como hizo el mismo Juan Pablo II con el proceso de beatificación de la Madre Teresa de Calcuta.
El 2 de abril de 2007, dos años después de su muerte, concluyó la fase diocesana del proceso de beatificación, reuniéndose todos los testimonios sobre su vida y los presuntos milagros, entre los que destaca el de la monja francesa Marie Simon Pierre, quien aseguró haber sido curada de la enfermedad de Parkinson gracias a la intercesión del Pontífice, que había fallecido dos meses antes.
En una misa que se celebró en la Plaza de San Pedro el mismo día, el papa Benedicto XVI aseguró que el proceso avanza "con rapidez". En tal fecha, finalizada la primera fase de su proceso decanonización, le fue concedido el título de Siervo de Dios.
El 19 de diciembre de 2009, Benedicto XVI lo declaró Venerable. Un milagro atribuido a su intercesión fue analizado y considerado inexplicable según la ciencia, por lo que tras diversas reuniones el papa Benedicto XVI autorizó la beatificación de Juan Pablo II en enero de 2011. La ceremonia de beatificación se llevó a cabo el 1 de mayo de 2011.
A principio de 2011, P. Federico Lombardi, Portavoz de la Casa Pontificia, anunció la fecha de la beatificación y el traslado de sus restos mortales, que hasta entonces se encontraban en la cripta vaticana, hasta la capilla de San Sebastián de la Basílica de San Pedro, contigua a la de la Piedad de Miguel Ángel, en donde podrá ser venerado con culto público por fieles y peregrinos.
Este proceso de beatificación ha sido catalogado como el más corto de la historia moderna de la Iglesia Católica, ya que duró seis años y 30 días, superando en un mes el proceso de beatificación de Teresa de Calcuta. A pesar de ello, y según las declaraciones de Lombardi, el proceso se han hecho de manera minuciosa, con completos estudios sobre el milagro de la curación de Sor Marie Simon, así como al resto de su vida, declarando según el decreto papal a Juan Pablo II como digno de veneración por un sacerdocio limpio e intachable y una vida ejemplar y digna de admiración cristiana.